Este domingo soleado,
es de fiesta, todo es gozo,
hay gentío abigarrado
en los asientos del coso…
Van a lidiar unos toros
ante los ojos cristianos,
que con mirada de lobos
no tienen nada de humanos.
Sale al ruedo el paseíllo
al redoble de un tambor…
El alguacil va primero
todo vestido de negro
y en su sombrero un plumón.
Detrás señoritos toreros
con saquitos de bolero
y apretado el pantalón…
Cada cual con su cuadrilla,
picador y banderilla,
monosabios de bufón…
Todos van muy elegantes
llenos de luces y escarcha,
es un velorio la marcha
de los toros sin cajón.
De la bota a la garganta
corre pronto el vino tinto,
se está abriendo ya la tranca
y comienza el laberinto.
Un remolino furioso
sale al ruedo y pega un brinco,
un huracán se ha soltado
sobre la arena del circo.
Corre un hombre al burladero
siente la muerte pasar,
y uno que llaman torero
con verónicas de artista
lo pretende dominar.
Es necesaria una pica
para bajar su furor,
el animal se defiende
y su embestida no achica
cuando viene el picador.
Pobre su lomo erizado,
ante el puyazo traidor,
el torito no lo entiende,
tiene el lomo ensangrentado
y en sus ojos gran dolor.
Se le pifia descontento
al jinete vareador,
no por la herida profunda
que ha inflingido al toro bravo,
no les duele su dolor,
quieren al bicho violento
que se defienda enojado
ante el diestro toreador.
El maestro dice: ¡Basta!
pensando que el bicho afloja,
pero el toro no se arrastra
está mostrando su casta
oliendo su sangre roja.
El torero se aprovecha
y hace un pase de rodillas…
Con el capote en derecha…
Haciendo la serpentina…
La revolera hacia atrás,
y un par de pases modernos
cuando el pueblo quiere más.
Llega el segundo tercio
en un runrún de silencio…
Las osadas banderillas
como profundas espinas
se clavan en las costillas,
la gente grita en sus sillas
alborotando el colmado,
y el toro revolotea
por el centro y las esquinas
su cuerpo, medio mareado.
Luego viene la otra suerte
la muleta y el estoque,
se está acercando la muerte
en cada giro y revoque.
Un natural y de pecho
terminan en molinete,
el matador se divierte
con el astado maltrecho…
y en el momento esperado
el cruel acero le mete
al animal agotado
desde el testuz hasta el pecho.
Entre cortinas de sangre
cae el toro a la explanada
y por la arena lo arrastran
como carne destazada.
Gritando el público aplaude
el final de la faena,
hubo muerte, no hubo fraude
esa tarde estuvo buena…
Se cortan rabo y orejas
y se viva al matador,
yo no comprendo señor
como cristianos confesos,
denominamos a esos
que matan sin resquemor,
a seres tan indefensos
que no tienen salvador.
Autoría y Voz: Luis Lema Osores
®L3mOs
Obra registrada con todos los derechos reservados en:
es de fiesta, todo es gozo,
hay gentío abigarrado
en los asientos del coso…
Van a lidiar unos toros
ante los ojos cristianos,
que con mirada de lobos
no tienen nada de humanos.
Sale al ruedo el paseíllo
al redoble de un tambor…
El alguacil va primero
todo vestido de negro
y en su sombrero un plumón.
Detrás señoritos toreros
con saquitos de bolero
y apretado el pantalón…
Cada cual con su cuadrilla,
picador y banderilla,
monosabios de bufón…
Todos van muy elegantes
llenos de luces y escarcha,
es un velorio la marcha
de los toros sin cajón.
De la bota a la garganta
corre pronto el vino tinto,
se está abriendo ya la tranca
y comienza el laberinto.
Un remolino furioso
sale al ruedo y pega un brinco,
un huracán se ha soltado
sobre la arena del circo.
Corre un hombre al burladero
siente la muerte pasar,
y uno que llaman torero
con verónicas de artista
lo pretende dominar.
Es necesaria una pica
para bajar su furor,
el animal se defiende
y su embestida no achica
cuando viene el picador.
Pobre su lomo erizado,
ante el puyazo traidor,
el torito no lo entiende,
tiene el lomo ensangrentado
y en sus ojos gran dolor.
Se le pifia descontento
al jinete vareador,
no por la herida profunda
que ha inflingido al toro bravo,
no les duele su dolor,
quieren al bicho violento
que se defienda enojado
ante el diestro toreador.
El maestro dice: ¡Basta!
pensando que el bicho afloja,
pero el toro no se arrastra
está mostrando su casta
oliendo su sangre roja.
El torero se aprovecha
y hace un pase de rodillas…
Con el capote en derecha…
Haciendo la serpentina…
La revolera hacia atrás,
y un par de pases modernos
cuando el pueblo quiere más.
Llega el segundo tercio
en un runrún de silencio…
Las osadas banderillas
como profundas espinas
se clavan en las costillas,
la gente grita en sus sillas
alborotando el colmado,
y el toro revolotea
por el centro y las esquinas
su cuerpo, medio mareado.
Luego viene la otra suerte
la muleta y el estoque,
se está acercando la muerte
en cada giro y revoque.
Un natural y de pecho
terminan en molinete,
el matador se divierte
con el astado maltrecho…
y en el momento esperado
el cruel acero le mete
al animal agotado
desde el testuz hasta el pecho.
Entre cortinas de sangre
cae el toro a la explanada
y por la arena lo arrastran
como carne destazada.
Gritando el público aplaude
el final de la faena,
hubo muerte, no hubo fraude
esa tarde estuvo buena…
Se cortan rabo y orejas
y se viva al matador,
yo no comprendo señor
como cristianos confesos,
denominamos a esos
que matan sin resquemor,
a seres tan indefensos
que no tienen salvador.
Obra registrada con todos los derechos reservados en:
4 comentarios:
Holaaaa...
Te he dejado una nota en mi blog... es un juego El meme de las 8 cosas... te he elegido para que continues el juego... Un saludo... Entra en mi blog y entérate de como va la cosa...
Enhorabuena por este poema taurino. Está trabajado y no le falta de nada. Un saludo de Mos desde España. (ESFERAdeLETRAS)
Uno te lee amigo y parece que estuviéramos ahí...
Un abrazo Gus.
Hello,nice post thanks for sharing?. I just joined and I am going to catch up by reading for a while. I hope I can join in soon.
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