30 septiembre, 2006

ERA EL TIEMPO - Cristina Montero


Rosario-Santa Fé-Argentina
De: "Mientras tanto"
I.S.B.N. 988-543-645-9

Y era el tiempo de atisbar
tras los cristales...
Medialunas de luz,
tras los espejos.
Asomarnos callada,
quedamente...como admirando
todos los misterios,
de imagenes,
de lluvias congeladas
en la fugaz media luna
de un ropero...
Ese fue el tiempo
de las nueces
de las tardes en flor,
de batallas tan mínimas
y hondas...que parecían
quebrantar nuestros secretos...
La infancia cabía en la enramada
parra siempre pletórica de frutos,
celebrarnos la vida era...entonces
recorrernos tan enteramente
en el glorioso territorio de las siestas.
Cuánto de duende azul,
de casas embrujadas supo,
esa etapa tan feliz...me lo pregunto.
Infinitos de frágiles idiomas
husmeabamos la vida...
en cada huella:
se subían gatos al tejado
conformando el perfil de una veleta,
se llenaba el resplandecido cielo
oscuro...a fuerza de artificios.
Y nosotros...de todos los colores
jugabamos al ajedrez de la ternura,
porque nuestra sangre era una rosa
siempre de sol...transitando por las venas.
Entonces...sin olvido y con asombro,
descubrimos: el llanto, la quimera,
nuevas galaxias, órbitas y lunas.
Entonces, sólo entonces,
lo sabemos de memoria,
el ancho patio, la poblada huerta
repartían silencios y palabras,
y cada uno de nosotros
se dormía...pletórico de verde...
contra el intenso color de las ventanas.
Y la tierra...
nuestra arcilla humana,
amanecía...
prodigiosamente...intacta



Voz: Luis Lema Osores
®L3mØs
Fondo musical: Sangre Vienesa

POEMA DE LA DESPEDIDA - José Angel Buesa


Cubano 1910-1982

Te digo adiós y acaso te quiero todavía,
quizá no he de olvidarte...Pero te digo adiós,
no se si me quisiste...no se si te
quería
o tal vez nos quisimos demasiado los
dos.

Este cariño triste, apasionado y
loco
me lo sembré en el alma para quererte
a tí,
no se si te amé mucho...no se si te amé poco,
pero si sé que nunca volvere a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi
recuerdo,
y el corazón me dice que no te
olvidaré,
pero al quedarme solo...sabiendo que te
pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
Te digo adiós y acaso con esta despedida
mi más hermoso sueño muere dentro de mí,
pero te digo adiós para toda la vida,

aunque toda la vida siga pensando en ti.




Voz: Luis Lema Osores
®L3mØs
Fondo musical: "Las hojas muertas" por Richard Clayderman

26 septiembre, 2006

CANCIÓN DE NIÑAS DISTANTES - Cristina Montero

Rosario-Santa Fé-Argentina
Poetisa colaboradora



Para Carla...para Julia...

No me digas tu amor, dime tu imagen,
tu corazón reloj de cada tarde,
tus ojos trampolines, tus cabellos
caracolas de pluma y chocolate.
No me digas tu amor, dime tu sombra,
la nube entrecerrada de tu frente,
la tímida canción de cada párpado,
la luna de tus manos, casi cántaros.
Dime el amor nomás de tus palabras,
la rosa desflecada de tus ángeles,
la enredadera frágil de tus brazos.
No me digas que el cielo se ha caído,
pajarito fugaz, contra los palos,
tan cristal, niña dulce, tan relámpago,
tanta nieve escondida, tanto cedro
tu pequeña cintura,
tan naranjo.
No me digas palabras, dime tanta
sonrisa de campana madurando
que la barranca sola se levante
convertida en un témpano azul
tocando el día, todo río distante,
dorado de gaviotas, todo náufrago.
No me digas tu voz ni me la cuentes
tu primavera imagen de muñecos
de felpa, tan trepada a aquellos puentes
por donde en un tiempo transitaron magos.
Niña de muchas tardes, de las tantas noches,
que emigró, perdido barrilete,
por la calle imposible de los aires.
Sólo Dios deletreaba los mensajes.
Dime que duermes, porque sí despiertas.
se pondrán a soñar nuevos trigales




De: "Mientras tanto" I.S.B.N. 988-543-645-9
Voz: Luis Lema Osores
®L3mØs
Fondo musical: "La boheme" por Paul Muriat

23 septiembre, 2006

FUGA EN LA ESTEPA - José Santos Chocano

Peruano 1875-1934

Desolada
con el cielo de una noche que exprimía
sus estrellas como lágrimas,
contra el viento que gemía largamente
como cuerda de guitarra
que retuerce su sonido
bajo el dedo que lo arranca,
un trineo,
todo frágil y crujiente como cáscara,
iba en fuga por las nieves,
entre ensueños y neblinas y suspiros y fantasmas...
¡Y quién sabe la pareja
que en el rápido trineo se escapaba!
Él, macizo,
de ancho tórax y de atléticas espaldas,
ella, leve,
mal envuelta con pelajes y con gasas.
- ¿Quiénes eran? -
Quienes fueran. Dos amantes: sólo un alma,
y en la estepa
desolada,
los caballos relinchantes y nerviosos
galopaban...galopaban...galopaban...
De repente,
desde el fondo de las sombras apretadas
llegó el eco de un galope
que al galope de caballos contestaba.
- ¿Son los lobos? - ¡Son los lobos!
Y las ráfagas
de aquel viento parecían
como aullidos de hambre y rabia...
Y las luces de los astros
como ojos de amenaza...
Y la noche, negra como
boca de uno de los lobos que a galope se acercaban...
- ¿Son los lobos? - ¡Son los lobos!
Dúo infausto. Noche trágica.
Y se oía un latigazo
como un grito de esperanza.
Retorcíase en las sombras
la figura de la dama;
y, a manera de una angustia,
sacudía sus cabellos y veía a sus espaldas.
Él, al golpe de su látigo, en los lomos
de los líricos caballos hacía ascuas.
Y en la estepa
desolada,
los caballos relinchantes y nerviosos
galopaban...galopaban...galopaban...
Medialuna
cadavérica, azulada,
como boca que sonríe de repente,
dilató sobre las nieves la caricia de su plata.
Y la paz llegó. Los lobos
se alejaron. Una racha
jubilosa recogió el relincho alegre
de los trémulos caballos. Y la dama
cambió, entonces con la luna
la amistad de una mirada.
Y él, al golpe
de su látigo, en las ancas
hizo cruces
sesgas y ámplias.
Y la estepa
fué pasando toda blanca,
por debajo del trineo;
y quedando como nunca desolada...


Voz: Luis Lema Osores
®L3mØs
Fondo musical: Aranjuez mon amour" Joaquín Rodrigo

22 septiembre, 2006

NOCTURNO - José Asunción Silva


Colombiano 1865-1896

Una noche,
una noche toda llena de murmullos,
de perfumes y de músicas de alas;
una noche
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda
las luciernagas fantásticas,
a mi lado, lentamente, contra mi ceñida toda,
muda y pálida,
como si un presentimiento de amarguras infinitas
hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara,
por la senda florecida que atraviesa la llanura,
caminabas;
y la luna llena
por los cielos azulados, infinitos y profundos,
esparcía su luz blanca.
Y tu sombra,
fina y lánguida,
y mi sombra,
por los rayos de la luna proyectadas,
sobre las arenas tristes
de la senda se juntaban,
y eran una,
y eran una,
y eran una sola sombra larga,
y eran una sola sombra larga,
y eran una sola sombra larga...
Esta noche,
sólo, el alma
llena de las infinitas amarguras
y agonías de tu muerte,
separado de ti misma por el tiempo,
por la tumba y la distancia,
por el infinito negro
donde nuestra voz no alcanza,
mudo y sólo,
por la senda caminaba...
Y se oían los ladridos de los perros a la luna,
a la luna pálida,
y el chirrido
de las ranas...
Sentí frío. Era el frío que tenían en tu alcoba
tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
entre las blancuras níveas
de las mortuorias sábanas.
Era el frío del sepulcro, era el hielo de la muerte,
era el frío de la nada.
Y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada,
iba sola,
iba sola,
iba sola por la estepa solitaria;
y tu sombra, esbelta y ágil,
fina y lánguida,
como en esa noche tibia de la muerta primavera,
como en esa noche llena de murmullos,
de perfumes y de músicas de alas,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella...
¡Oh las sombras enlazadas!
¡Oh las sombras de los cuerpos
que se juntan con las sombras de las almas!
¡Oh las sombras que se buscan
en las noches de tristezas y de lágrimas!



Voz: Luis Lema Osores
®L3mOs

IDILIO - Vicente Riva Palacio

Mexicano 1832-1896
 
Una casita
sobre una alfombra
de blancas flores y verde grama,
donde recuestan su fresca sombra
los arrayanes y la retama.
Entre las juncias
y carrizales
un arroyito que corre puro,
acariciando con sus cristales
la madreselva que escala el muro
Blancas ovejas
sobre las lomas,
tordos parleros por los sembrados,
y en dulce arrullo blancas palomas
en los aleros de los tejados.
Cabe las puertas
y en las ventanas,
de roja hiedra frescas cortinas,
y por los patios cruzando ufanas
en raudo vuelo las golondrinas.
Entre los fresnos
aves cantando,
junto al estanque lirios y rosas,
y por las flores ledas buscando
el dulce nectar las mariposas.
Y tú a la sombra
cerca del río,
el verde musgo por blando lecho,
la trova oyendo que el pecho mío
manda a que more dentro tu pecho.
Y allí pintando
mi amor ardiente,
y contemplando tus bellos ojos,
húmedos besos sobre mi frente
pondrán temblando tus labios rojos.


Voz: Luis Lema Osores
®L3mOs

LA PARTIDA - Lord Byron


Inglés 1788-1824

¡Todo acabó! La vela temblorosa
se despliega a la brisa de la mar,
y yo dejo esta playa cariñosa
en donde queda la mujer hermosa,
¡Ay! la sola mujer que puedo amar.
Sí pudiera ser hoy lo que antes era,
y mi frente abatida reclinar
en ese seno que por mí latiera,
quizá no abandonara esta ribera
y a la sola mujer que puedo amar.

Yo no he visto hace tiempo aquellos ojos
que fueron mi contento y mi pesar;

los amo a pesar de sus enojos,

pero abandono Albión, tierra de abrojos,
y a la sola mujer que puedo amar.
Y rompiendo las olas de los mares,
a tierra extraña, patria iré a buscar;
más no hallaré consuelo a mis pesares,
y pensaré desde extranjeros lares
en la sola mujer que puedo amar.
Como una viuda tortola doliente
mi corazón abandonado está,
porque en medio de la turba indiferente
jamás encuentro la mirada ardiente
de la sola mujer que puedo amar.
Jamás el infeliz halla consuelo
ausente del amor y la amistad,
y yo, proscrito en extranjero suelo,
remedio no hallaré para mi duelo
lejos de la mujer que puedo amar.
Mujeres más hermosas he encontrado,
mas no han hecho mi seno palpitar,
que el corazón ya estaba consagrado
a la fe de otro objeto idolatrado,
a la sola mujer que puedo amar.
Adiós, en fin. Oculto en mi retiro,
en el ausente nadie ha de pensar;
ni un sólo recuerdo, ni un suspiro
me dará la mujer por quien deliro,
¡Ay!, la sola mujer que puedo amar.
Comparando el pasado y el presente,
el corazón se rompe de pensar,
pero yo sufro con serena frente
y mi pecho palpita eternamente
por la sola mujer que puedo amar.
Su nombre es un secreto de mi vida
que el mundo para siempre ignorará,
y la causa fatal de mi partida
la sabrá sólo la mujer querida,
¡Ay!, la sola mujer que puedo amar.
¡Adiós!...Quisiera verla...mas me acuerdo
que todo para siempre va a acabar:
La patria, y el amor, todo lo pierdo...
pero llevo el dulcisimo recuerdo
de la sola mujer que puedo amar.


Voz: Luis Lema Osores
®L3mOs

ACUERDATE DE MI - Carlos Augusto Salaverry

Peruano 1831-1890


¡Oh! ¡Cuanto tiempo silenciosa el alma
mira en redor su soledad que aumenta,
como un pendulo inmovil ya no cuenta
las horas que se van!
Ni siente los minutos cadenciosos
al golpe igual del corazón que adora,
aspirando la magia embriagadora
de tu amoroso afán.
Ya no late, ni siente, ni aún respira,
petrificada el alma allá en lo interno,
tu cifra en marmol con buril eterno
queda grabada en mí,
ni hay queja al labio ni a los ojos llanto,
muerto para el amor y la ventura,
está en tu corazón mi sepultura
y el cadaver aquí.
En este corazón ya enmudecido
cual la ruina de un templo silencioso,
vacío, abandonado, pavoroso,
sin luz y sin rumor,
embalsamadas ondas de armonía
elevabanse un tiempo en sus altares,
y vibraban melódicos cantares,
los ecos de tu amor.
¡Parece ayer!...de nuestros labios mudos
el suspiro de adios volaba al cielo,
y escondías la faz en tu pañuelo
para mejor llorar.
¡Hoy!...nos apartan los profundos senos
de dos inmensidades que has querido,
y es más triste y más hondo el de tu olvido
que el abismo del mar.
Pero...¿Qué es ese mar? ¿Qué es el espacio?
¿Qué la distancia y los altos montes,
ni qué son esos turbios horizontes
que miro desde aquí?
Sí al través del espacio y de las cumbres,
de ese ancho mar y de este firmamento,
vuela por el azul mi pensamiento
y vive junto a tí.
Sí, yo tus alas invisibles veo,
te llevo dentro del alma, estás conmigo,
tu sombra soy y donde vas te sigo,
¡De tus huellas en pos!
Y en vano intentan que mi nombre olvides,
nacieron nuestras almas enlazadas,
y en el mismo crisol purificadas
por la mano de Dios.
Tú eres la misma aún: Cual otros días
suspendense tus brazos en mi cuello,
veo tu rostro apasionado y bello
mirarme y sonreir;
aspiro de tus labios el aliento
como el perfume de claveles rojos,
y brilla siempre en tus azules ojos,
¡Mi sol! ¡Mi porvenir!
Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido,
mi nombre está en la atmosfera, en la brisa,
y ocultas a través de tu sonrisa
lágrimas de dolor;
pues mi recuerdo tu memoria asalta
y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y hasta el ambiente mismo que respiras
te repite mi amor.
¡Oh! cuando vea en la desierta playa,
con mi tristeza y mi dolor a solas,
el vaiven incesante de las olas,
me acordaré de tí;
cuando veas que un ave solitaria
cruza el aire en moribundo vuelo,
buscando un nido entre la mar y el cielo:
¡Acuerdate de mi!


Voz: Luis Lema Osores
®L3mOs