10 noviembre, 2006

DIOS TE SALVE REINA MIA - Federico Barreto


Agobiado por el peso de la carga de la vida,
a la orilla del camino me acosté para morir,
y la muerte que se hallaba en las sombras escondida,
"son inútiles - me dijo - tus anhelos de suicida
Dios te tiene condenado al martirio de sufrir".
Una mezcla indefinible de pavor y desconsuelo,
sacudió toda mi sangre al oir aquella voz,
y sintiendome abrumado por mi angustia y por mi duelo:
"Ya no puedo con mis penas - exclamé mirando al cielo -
Ya no puedo con la vida...morir quiero justo Dios".
Transcurrieron muchos días...yo seguí allí tendido
sin que nadie en torno mío, se apiadara al verme así.
Mi ambición era quedarme para siempre ahí dormido,
cuando un ángel vió mis penas y me dijo en el oído:
¡Ah poeta! Te buscaba...vive...vive para mí.
¿Eres huérfano? ¿Estás sólo? ¿Qué pesar te desespera?
Se más fuerte que la angustia, se más fuerte que el dolor,
yo seré tu dulce novia, yo seré tu compañera,
yo hundiré mis dedos blancos en tu negra cabellera,
yo en la copa de mis labios te daré a beber amor.
Hace tiempo que me embriago con la miel de tus cantares,
que deseo que tus versos sólo sean para mí,
que te sigo con el alma por las tierras y los mares,
que son míos tus anhelos, que son míos tus pesares,
que te adoro...que te adoro, que comprendo que he nacido para tí.
Ven poeta y allá lejos en las playas del olvido,
donde el único testigo que tendremos será Dios,
buscaremos un refugio, formaremos nuestro nido,
y a tu lado he de quererte, como nadie te ha querido
y la vida será entonces un Edén para los dos.
¡Ven! Te ofrezco la ventura que buscabas por doquier,
¡Ven! Soy tuya. Con mis besos te daré la juventud,
y después cuando la intrusa surja pálida y te hiera,
y tu novia cariñosa, yo tu dulce compañera,
iré fiel hasta la muerte a dormir en tu ataúd.
Calló el ángel, y yo al verlo sentí mi alma conmovida.
Eras tú mujer ese ángel y a tus pies me arrodillé,
luego así tu blanca mano y con ella siempre asida
cruzo hoy día al lado tuyo el camino de la vida,
y me aterro de la muerte, yo que tanto la busqué.
Eres tú quien ha trocado mis dolores en placeres,
tú el arcángel que ví un día entre nubes de tisú...
Dios te salve porque sufres, Dios te salve porque quieres,
Dios te salve reina mía entre todas las mujeres,
y bendita para siempre, para siempre seas tú


Voz: Luis Lema Osores
®L3mØs

4 comentarios:

Estoy agobiado dijo...

Es precioso.

Unknown dijo...

Muy hermoso. De lo mejor. Uno de los grandes clásicos de la literatura universal.

Unknown dijo...

HERMOSA POESIA, LO DECLAMABA, MI PADRE, EL AUTOR ES PERUANO
.

Anónimo dijo...

MUY HERMOS.DE LO MEJOR.UNO DE LOS GRANDES CLACICOS DE LA LITERATURA UNIVERSAL
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